Me encontraba en aquel edificio, donde tenía mis clases
presenciales. Todo parecía muy vacío. Pero vi algo que me sorprendió. Era una
versión de mí mismo saliendo de una de las aulas.
¿Cómo podía estar en dos sitios a la vez? Aquí y allí.
Se oían ruidos en aquella clase, decidí entrar y allí estaba
ella, sola sin un grupo de trabajo. No tenía ningún compañero con quien
sentarse. No tenía ningún compañero de trabajo. Era mi oportunidad para ayudar
a la princesa en apuros. Porque gracias a mi se sentiría más segura.
Pero, ¿realmente esto es así? ¿Quién se aprovecha de quién?
Solo es mi ilusión de creer en mí mismo que estoy haciendo algo maravilloso por
alguien, sentirme que ayudo. Ella me da esa necesidad. Su necesidad me da la
necesidad que necesito. Ella no necesita mi ayuda, yo necesito crecer que ella
la necesita.
Me siento usado. Te tiras una temporada rescatando a una
princesa en apuros pero lo que no sabes es que el que necesita ser salvado eres
tú.
-
Lo siento, necesitaba una parte de ti para no
ser una princesa en apuros. Pero ahora que ya no lo soy, puedes alejarte en el
olvido más profundo, nunca me interesaste solo tu ayuda, o lo que creíste
pensar.- agacha la cabeza mientras se va transformando en una sombre de lo que
fue.
-
¡Me engañaste! ¡Me deje engañar! Por el hecho de
sentirme especial, sentirme que te importaba, que te ayudaba. Cuando en
realidad a nadie de aquí le he importado. Tengo que acabar con esto.
Maor desenvaino la espada magistral pero lo
que no sabía es que ella también tenía una espada magistral.
-
Tú eres una de las que tiene uno de los
componentes.
-
Si, ya que soy una proyección real de tu
concepto de mí.
Chocaron las espadas, los mandobles se oían
por todo el aula. Ella intentó atacar al pecho pero Maor, lo paró con un
contrataque. Maor no dejaba de dar espadazos mientras ella se cubría y
bloqueaba los ataques. Pero el ataque era más fuerte que la defensa. Ella se cubrió con la hoja de su espada aquel fortísimo
golpe, mientras Maor lanzaba su sablazo con más fuerza para ganarle a aquella
presión. Y lentamente, así lo hizo hasta conseguirlo, mientras que cada vez que
presionaba ella se iba arrodillando por el peso.
-
Yo creí en ti, fue mi culpa crecer en ti. Creer
que esto sería diferente. Creer en los demás. Pero siempre te di igual, nunca
te importe, siempre era yo el que te buscaba, buscaba esa necesidad de ayudarte,
de estar a tu lado pero poco a poco, me absorbías la energía.
-
¡Solo porque quisiste! ¡No te necesitaba,
necesitaba tu energía! No es culpa mía. Pero podríamos haber sido amigos.
-
¡Mientes!
Un sablazo rápido termino la conversación.
-
Ahora con mi muerte solo seré polvo en tu
memoria.
-
Ahora, la espada magistral esta algo más
completa… Pero, ¿a qué precio?
Maor salió del aula. Inseguro de lo que creer,
inseguro de sí mismo. No podía confiar en nadie. No podía negar que la pérdida
de su compañera le dolía. Pero solo era fruto de sus recuerdos. Unos recuerdos
que lo torturaban. Ya no existiría más. Pero él no quería que desaparecieran.
Ellos decidieron aprovecharse de él y echarlo de su vida. Su recuerdo era lo
que quedaba.
Cuando volvió la mirada, solo pudo ver unas
escaleras que le conducían hacia abajo. Decidió bajar y llego a aquel campús.
Allí estaban sus amigos. Charlando de cosas, de juegos de mesa, de pelis. Solo
dos de ellos.
-
¡Amigos, que tal! ¡He tenido un día de locos!
Acabo de hacer el TFG, he peleado con un tigre cibernético que hecha un fuego
desfragmentador, he tenido una visión donde luchaba con espadas con una de mis
compañeras que fingía ser una princesa en apuros solo para recibir mi ayuda y
hacerme desaparecer de su vida. ¿Amigos?
Maor intento darle una liguera palmada en
la espalda. Pero solo eran una proyección. No existían. Ellos se giraron pero
no vieron a nadie.
-
Ya entiendo, es que ellos ya no forman parte de
mi. Solo son un recuerdo onírico. ¡Ellos no existen! ¡Nunca fueron mis amigos!
¡Solo se aprovecharon de mi y fingieron serlo hasta que más le convinieron! Y
decidieron echarme de sus vidas. Pero yo sigo pensando en ellos y aquí la
prueba de ello de mi subconsciente. ¡Eres así feliz, subconsciente! ¿Te gusta
verme sufrir? Te gusta saber que ya no será nada como antes. ¡Te gusta saber
que ya no saldré con ellos o nunca podré recibir un abrazo de ellos como antes!
¡¿Por qué me haces esto?! ¡Contesta! No volveré a confiar en ellos, no volveré a
confiar en nadie. Ya nada será como antes
Maor decide dejarse caer al césped para
desahogarse. Su mano derecha tocó un riachuelo. Un canal pequeño con un cauce
de un rio. Era el símbolo de sus lagrimas derramadas en su subconsciente sin
querer que iban a ninguna parte, solo seguían aquel canal infinito.
-
Llorar no me servirá de nada… No van a volver
por más que derrame un rio de lágrimas. ¡Eso es yo! ¡Si me estas escuchando
mientras duermes, no van a volver nunca! ¡Me oyes! ¡Nunca!
Maor decidió entrar de nuevo al edificio.
Ahora el hall había cambiado, era el pasillo del principio.
-
Genial, toca clase de Literatura y Creatividad.
Profesora no te vas a creer lo que pasó. Tengo una espada increíble hecha a
base de mis recuerdos de las personas que he ido conociendo y mi abuela me la
fue forjando…
Su rostro estaba difuminado, luego cambio a
sin rostro, luego empezó a ser solo una sombra y finalmente una baba negra que
se esfumó con la brisa del viento. Maor, se asomó a su aula y allí estaban sus
compañeras, pero solo su silueta oscura que poco a poco desaparecían.
-
Ya veo, como he superado su asignatura, ya no
formó parte de su equipo y mi subconsciente se encarga de hacerlo desaparecer,
como si hubiese muerto para ellos y en parte para mí por solo haberlo superado…
¿Y ahora con quien me desahogo? ¡Aquí no hay nadie más!
-
¿Te sientes mejor?
-
¿Qué?
-
Escucha mi voz.
-
¿Dónde estás? ¿Quién eres?
-
Adelante, toma asiento.
Maor cerró los ojos. Estaba sentado junto a
la silla sagrada. En ella podía ver todas las escenas que le habían sucedido
con la gente que ha conocido. Los recordaba todos. Todas esas escenas se
fundieron en la hoja de su espada. Maor alzó la espada y la espada recuperó
toda su composición. Tenía un brillo espectacular. Esa era la magia de la
espada. La espada magistral estaba compuesta por cada recuerdo vivido con ellos
y una composición de sus células.
-Maor, ¿ahora te das cuenta de lo
importante que son para ti?
-Sí.
- Ellos son la clave de tu éxito. Puedes
perderlos, puedes tenerlos, puedes quererlos, puedes odiarlos, pero son los que
te han llevado hasta donde estas.
- Pero, ¿estoy condenado a vivir así?
- Solo como tu subconsciente quiera verlo.
- No creo que sea mi subconsciente todo
parte de ello. Las decisiones de las personas hacia mi han creado esto.
-Si pero todo esto lo has creado a partir
de tu experiencia con ellos.
- Pero que importa, si ya no los tengo a mi
lado y si los tuviese, ya nada sería igual…
Un silencio ensordecedor está en la sala.
-
No siempre hay un final feliz o triste, solo un
final.