miércoles, 15 de septiembre de 2021

Leyenda #118: Nightmares and Dreams : Frente a la puerta del TGF parte 2

 

Me encontraba en aquel edificio, donde tenía mis clases presenciales. Todo parecía muy vacío. Pero vi algo que me sorprendió. Era una versión de mí mismo saliendo de una de las aulas.

¿Cómo podía estar en dos sitios a la vez? Aquí y allí.

Se oían ruidos en aquella clase, decidí entrar y allí estaba ella, sola sin un grupo de trabajo. No tenía ningún compañero con quien sentarse. No tenía ningún compañero de trabajo. Era mi oportunidad para ayudar a la princesa en apuros. Porque gracias a mi se sentiría más segura.

Pero, ¿realmente esto es así? ¿Quién se aprovecha de quién? Solo es mi ilusión de creer en mí mismo que estoy haciendo algo maravilloso por alguien, sentirme que ayudo. Ella me da esa necesidad. Su necesidad me da la necesidad que necesito. Ella no necesita mi ayuda, yo necesito crecer que ella la necesita.

Me siento usado. Te tiras una temporada rescatando a una princesa en apuros pero lo que no sabes es que el que necesita ser salvado eres tú.

-          Lo siento, necesitaba una parte de ti para no ser una princesa en apuros. Pero ahora que ya no lo soy, puedes alejarte en el olvido más profundo, nunca me interesaste solo tu ayuda, o lo que creíste pensar.- agacha la cabeza mientras se va transformando en una sombre de lo que fue.

-          ¡Me engañaste! ¡Me deje engañar! Por el hecho de sentirme especial, sentirme que te importaba, que te ayudaba. Cuando en realidad a nadie de aquí le he importado. Tengo que acabar con esto.

Maor desenvaino la espada magistral pero lo que no sabía es que ella también tenía una espada magistral.

-          Tú eres una de las que tiene uno de los componentes.

-          Si, ya que soy una proyección real de tu concepto de mí.

Chocaron las espadas, los mandobles se oían por todo el aula. Ella intentó atacar al pecho pero Maor, lo paró con un contrataque. Maor no dejaba de dar espadazos mientras ella se cubría y bloqueaba los ataques. Pero el ataque era más fuerte que la defensa.  Ella se cubrió con la hoja de su espada aquel fortísimo golpe, mientras Maor lanzaba su sablazo con más fuerza para ganarle a aquella presión. Y lentamente, así lo hizo hasta conseguirlo, mientras que cada vez que presionaba ella se iba arrodillando por el peso.

-          Yo creí en ti, fue mi culpa crecer en ti. Creer que esto sería diferente. Creer en los demás. Pero siempre te di igual, nunca te importe, siempre era yo el que te buscaba, buscaba esa necesidad de ayudarte, de estar a tu lado pero poco a poco, me absorbías la energía.

-          ¡Solo porque quisiste! ¡No te necesitaba, necesitaba tu energía! No es culpa mía. Pero podríamos haber sido amigos.

-          ¡Mientes!

Un sablazo rápido termino la conversación.

-          Ahora con mi muerte solo seré polvo en tu memoria.

-          Ahora, la espada magistral esta algo más completa… Pero, ¿a qué precio?

 

Maor salió del aula. Inseguro de lo que creer, inseguro de sí mismo. No podía confiar en nadie. No podía negar que la pérdida de su compañera le dolía. Pero solo era fruto de sus recuerdos. Unos recuerdos que lo torturaban. Ya no existiría más. Pero él no quería que desaparecieran. Ellos decidieron aprovecharse de él y echarlo de su vida. Su recuerdo era lo que quedaba.

 

Cuando volvió la mirada, solo pudo ver unas escaleras que le conducían hacia abajo. Decidió bajar y llego a aquel campús. Allí estaban sus amigos. Charlando de cosas, de juegos de mesa, de pelis. Solo dos de ellos.

 

-          ¡Amigos, que tal! ¡He tenido un día de locos! Acabo de hacer el TFG, he peleado con un tigre cibernético que hecha un fuego desfragmentador, he tenido una visión donde luchaba con espadas con una de mis compañeras que fingía ser una princesa en apuros solo para recibir mi ayuda y hacerme desaparecer de su vida. ¿Amigos?

 

Maor intento darle una liguera palmada en la espalda. Pero solo eran una proyección. No existían. Ellos se giraron pero no vieron a nadie.

-          Ya entiendo, es que ellos ya no forman parte de mi. Solo son un recuerdo onírico. ¡Ellos no existen! ¡Nunca fueron mis amigos! ¡Solo se aprovecharon de mi y fingieron serlo hasta que más le convinieron! Y decidieron echarme de sus vidas. Pero yo sigo pensando en ellos y aquí la prueba de ello de mi subconsciente. ¡Eres así feliz, subconsciente! ¿Te gusta verme sufrir? Te gusta saber que ya no será nada como antes. ¡Te gusta saber que ya no saldré con ellos o nunca podré recibir un abrazo de ellos como antes! ¡¿Por qué me haces esto?! ¡Contesta! No volveré a confiar en ellos, no volveré a confiar en nadie. Ya nada será como antes

 

Maor decide dejarse caer al césped para desahogarse. Su mano derecha tocó un riachuelo. Un canal pequeño con un cauce de un rio. Era el símbolo de sus lagrimas derramadas en su subconsciente sin querer que iban a ninguna parte, solo seguían aquel canal infinito.

 

-          Llorar no me servirá de nada… No van a volver por más que derrame un rio de lágrimas. ¡Eso es yo! ¡Si me estas escuchando mientras duermes, no van a volver nunca! ¡Me oyes! ¡Nunca!

Maor decidió entrar de nuevo al edificio. Ahora el hall había cambiado, era el pasillo del principio.

-          Genial, toca clase de Literatura y Creatividad. Profesora no te vas a creer lo que pasó. Tengo una espada increíble hecha a base de mis recuerdos de las personas que he ido conociendo y mi abuela me la fue forjando…

Su rostro estaba difuminado, luego cambio a sin rostro, luego empezó a ser solo una sombra y finalmente una baba negra que se esfumó con la brisa del viento. Maor, se asomó a su aula y allí estaban sus compañeras, pero solo su silueta oscura que poco a poco desaparecían.

 

-          Ya veo, como he superado su asignatura, ya no formó parte de su equipo y mi subconsciente se encarga de hacerlo desaparecer, como si hubiese muerto para ellos y en parte para mí por solo haberlo superado… ¿Y ahora con quien me desahogo? ¡Aquí no hay nadie más!

-          ¿Te sientes mejor?

-          ¿Qué?

-          Escucha mi voz.

-          ¿Dónde estás? ¿Quién eres?

-          Adelante, toma asiento.

Maor cerró los ojos. Estaba sentado junto a la silla sagrada. En ella podía ver todas las escenas que le habían sucedido con la gente que ha conocido. Los recordaba todos. Todas esas escenas se fundieron en la hoja de su espada. Maor alzó la espada y la espada recuperó toda su composición. Tenía un brillo espectacular. Esa era la magia de la espada. La espada magistral estaba compuesta por cada recuerdo vivido con ellos y una composición de sus células.

 

-Maor, ¿ahora te das cuenta de lo importante que son para ti?

-Sí.

- Ellos son la clave de tu éxito. Puedes perderlos, puedes tenerlos, puedes quererlos, puedes odiarlos, pero son los que te han llevado hasta donde estas.

- Pero, ¿estoy condenado a vivir así?

- Solo como tu subconsciente quiera verlo.

- No creo que sea mi subconsciente todo parte de ello. Las decisiones de las personas hacia mi han creado esto.

-Si pero todo esto lo has creado a partir de tu experiencia con ellos.

- Pero que importa, si ya no los tengo a mi lado y si los tuviese, ya nada sería igual…

Un silencio ensordecedor está en la sala.

-          No siempre hay un final feliz o triste, solo un final.

viernes, 3 de septiembre de 2021

Leyenda #117: Nightmares and Dreams : Frente a la puerta del TGF parte 1

 

Era una tarde nublada. Subía aquellas escaleras del instituto, mire los carteles que estaban pegados en las puertas. ¿4B? ¿Metodología de la investigación? ¿Literatura infantil? ¿Lengua y Literatura 2 Bachillerato? ¿Literatura y Creatividad? ¿Inglés?

-Oh, cielos. Es hora de Literatura y Creatividad. La señorita debe estas preocupada.

Abrí la puerta. Pero estaba cerrada. Una avalancha de alumnos con algunos papeles estudiando entró a las aulas que había leído anteriormente el cartel. Lo curioso es que solo eran sombras. Siluetas de lo que eran. Otra avalancha de alumnas vino hacia la puerta de Literatura y Creatividad. El tumulto me empujó fuera del vano de la puerta. La señorita contó los alumnos. Yo le gritaba.

-          Estoy aquí. No me ves. Soy alumno tuyo. Me toca ahora tu clase.

 

La señorita miró al fondo del pasillo donde estaba pero luego se volteó y cerró la puerta. Era extraño, no podía verla. Solo veía sus gafas.

 

Ahora estaba solo, ante la última puerta. Yo y la última puerta. El cartel decía: Trabajo de Fin de Grado. Miré mis manos y tenía algunos papeles.

-¡Siguiente!.- decía una voz.

Abrí aquella puerta. Estaba nervioso. Pero, ¿aquella aula no era el aula de informática de mi antiguo instituto como aquel pasillo?

 

-          No, idiota. Es el aula que te toca.-decía una voz interna.

Decidí abrir el picaporte y entrar. Allí había… había… había… Nada.

-¿Es en serio?

Todo era oscuro. Pero unas luces rojizas se encendieron. No estaba en un aula. Estaba en una galería angosta y semi oscura. Seguí los pasillos húmedos. Se oían unas voces lejanas.

 

-          Muy bien alumnos, hoy vamos a ver un hallazgo único y lo que nadie jamás ha visto en su vida. Un objeto tan antiguo que guarda una gran sabiduría oculta. Años y años los culos de los alumnos y alumnas se han sentado en dicho objeto, fruto de las raíces de la sabiduría. Todos se han sentado una vez en ella. Y luego está otro más, donde apoyaban sus brazos y escribían. Contemplad, ¡la primera silla y mesa original que nació de todos los colegios del mundo! Solo los elegidos se podrán sentar.

-          ¡Já! Ni que fuese esto la Excalibour.

-          Alumno Miguel Ángel. ¿te atreves a cuestionar el poder del pupitre sagrado?

-          Obvio. Es una chatarra podrida y carcomida.

-          ¡Es una reliquia, fruto de sabiduría infinita! ¡Si crees poder protegerla como el caballero que eres, te reto a hacerlo!

-          Protegerla, ¿De quién?

-          Del lobo cibernético que lanza fuego desfragmentador.

-          Profe, ¿hablas de Wargarurumon?

-          ¡Exacto, el mismo! Mira las paredes, Miguel Ángel. Solo el verdadero caballero, se sentará en el pupitre sagrado. Así lo dice los sagrados jeroglificos, pintados por las diminutas manos de los primeros alumnos y alumnas.

-          Mira estoy casi seguro que es un sueño, producto de mi imaginación y ver demasiados unboxing de juguetes de Digimon.

-          No sé de qué hablas. Te dejó aquí si tan valiente eres. ¡Vamos alumnos, hay que encontrar los primeros libros de texto sagrados!

Una silueta apareció de uno de las galerías. Era un chico muy alto de piel negra.

-          ¡Hola ito!

-          Hola.

-          ¿Te ayudo a proteger el sagrado pupitre?

-          ¡Claro!

-          Ten una pistola de ectorayos.

-          ¿Cómo la de los Cazafantasmas?

-          ¡Claro!

-          Osea, ¿vamos a matar con una pistola de ectorayos a un lobo cibernético que lanza fuego desfragmentador, el cual quiere destruir el primer pupitre escolar creado por la humanidad?

-          Sí.

-          Completamente loco este sueño y surrealista.

-          Tiene más verdad de lo que crees, ito.

-          ¿Seguro?

-          Sí.

De repente de una de las galerías, se oían 4 patas correr por el techo. Era Wargarurumon, que quería quemar el pupitre sagrado.

-          ¡Ito! Atento. Disparamos a la vez. 1,2…¡3!

Disparamos a la vez los ectorayos y le dimos en el pecho a Wargarurumon. Wargarurumon empezó a quemar todo con su fuego desfragmentador. Todo aquel fuego blanco nos rodeaba pero no parábamos de disparar. Wargarurumon, se vio acorralado con nosotros dos. Disparamos y disparamos sin cesar, por lo que Wargarurumon empezó a encoger y se convirtió en una miniatura que huía despavorida.

-          ¡Lo hemos derrotado, ito!

-          ¡Sí lo hicimos, por el poder de la amistad!

Luego chocamos las manos.

-          Ahora puedes sentarte, ito. Es tu sueño.

-          Lo sabía…

-          Lo sabía, sabía que las escrituras no mentían. Iba a llegar un hombre que sería nombrado caballero real del pupitre escolar sagrado.

-          Esto no tiene ningún sentido, profe.

-          ¡Como que no! Tu solo lo hiciste.

-          No, estaba aquí mi compañero… ¿Dónde está?

Mire por todos lados y en una esquina estaba el que me dijo susurrando.

-          No te preocupes por mí, ito. En unos meses me tocará a mí.

Todos me aclamaban, y decían mi nombre. Decidí sentarme y sentí…, sentí…, sentí…

¡Qué estaba en mi exposición de mi trabajo de fin de Grado!

-          Una última pregunta señor Miguel Ángel.

-          Dígame.

-          Haga una reflexión.

-          Está bien “Un día entre a este edificio, con la esperanza de cumplir mi sueño. No sabía que un sueño costaba tanto. He descubierto múltiples personas, mundos inimaginables, si de eso hablo de personas, he visto estrellas quemar con la fuerza de un millón de cuasár.  He visto la oscuridad de cada una. He visto el vacío más asombroso que nadie jamás de los jamases ha visto nunca. He perdido a mi novia, he perdido a mis amigos, he perdido a mis compañeros, he perdido a mi abuela, he perdido a mi tío, he perdido mis esperanzas. Y al final, mi sueño, se cumplió. Tras ver partir a muchos barcos, si habló de personas. Me he equivocado de caminos una y otra vez, si hablo de personas. He sentido que mi vida no tenía sentido. Qué vivo en un sueño constante. Qué lo absurdo se mezcla con la realidad. Qué para lograr algo tiene que morir muchas cosas. Y me agobia esa sensación de perder siempre. Pero para morir antes hay que vivir. Qué para sufrir antes hay que amar y que para ser el ser humano que hoy soy, he tenido que recorrer caminos que me equivoqué, que me que quedado embobado viendo las estrellas, que me he quedado en las estaciones perdiendo trenes y barcos. ¡Señor lo que daría por saber que caminos escoger y cuales no! Sí señor, habló de personas.

-          Está bien.

-          ¿He aprobado?

-          Sí. Ha demostrado que sin las personas que ha conocido en su vida no sería el ser humano que es a día de hoy.

-          De algunos me arrepiento de conocerlo.

-          No podemos elegir los momentos que queremos. Si has tomado malos caminos ha sido porque has querido. Pero a día de hoy, sin ellos no serías ni la mitad de ser humano que eres. Estas forjado por cada aprendizaje de ellos. Puede abandonar el aula. En cierto modo, debes estar agradecido.

-          ¿Esto es lo que quiero escuchar de mí mismo a través de mi subconsciente?

-          Sí.