Era una tarde nublada. Subía aquellas escaleras del
instituto, mire los carteles que estaban pegados en las puertas. ¿4B?
¿Metodología de la investigación? ¿Literatura infantil? ¿Lengua y Literatura 2
Bachillerato? ¿Literatura y Creatividad? ¿Inglés?
-Oh, cielos. Es hora de Literatura y Creatividad. La
señorita debe estas preocupada.
Abrí la puerta. Pero estaba cerrada. Una avalancha de
alumnos con algunos papeles estudiando entró a las aulas que había leído anteriormente
el cartel. Lo curioso es que solo eran sombras. Siluetas de lo que eran. Otra
avalancha de alumnas vino hacia la puerta de Literatura y Creatividad. El tumulto
me empujó fuera del vano de la puerta. La señorita contó los alumnos. Yo le
gritaba.
-
Estoy aquí. No me ves. Soy alumno tuyo. Me toca
ahora tu clase.
La señorita miró al fondo del pasillo donde
estaba pero luego se volteó y cerró la puerta. Era extraño, no podía verla.
Solo veía sus gafas.
Ahora estaba solo, ante la última puerta.
Yo y la última puerta. El cartel decía: Trabajo de Fin de Grado. Miré mis manos
y tenía algunos papeles.
-¡Siguiente!.- decía una voz.
Abrí aquella puerta. Estaba nervioso. Pero,
¿aquella aula no era el aula de informática de mi antiguo instituto como aquel
pasillo?
-
No, idiota. Es el aula que te toca.-decía una
voz interna.
Decidí abrir el picaporte y entrar. Allí había…
había… había… Nada.
-¿Es en serio?
Todo era oscuro. Pero unas luces rojizas se
encendieron. No estaba en un aula. Estaba en una galería angosta y semi oscura.
Seguí los pasillos húmedos. Se oían unas voces lejanas.
-
Muy bien alumnos, hoy vamos a ver un hallazgo único
y lo que nadie jamás ha visto en su vida. Un objeto tan antiguo que guarda una
gran sabiduría oculta. Años y años los culos de los alumnos y alumnas se han
sentado en dicho objeto, fruto de las raíces de la sabiduría. Todos se han
sentado una vez en ella. Y luego está otro más, donde apoyaban sus brazos y escribían.
Contemplad, ¡la primera silla y mesa original que nació de todos los colegios
del mundo! Solo los elegidos se podrán sentar.
-
¡Já! Ni que fuese esto la Excalibour.
-
Alumno Miguel Ángel. ¿te atreves a cuestionar el
poder del pupitre sagrado?
-
Obvio. Es una chatarra podrida y carcomida.
-
¡Es una reliquia, fruto de sabiduría infinita!
¡Si crees poder protegerla como el caballero que eres, te reto a hacerlo!
-
Protegerla, ¿De quién?
-
Del lobo cibernético que lanza fuego
desfragmentador.
-
Profe, ¿hablas de Wargarurumon?
-
¡Exacto, el mismo! Mira las paredes, Miguel
Ángel. Solo el verdadero caballero, se sentará en el pupitre sagrado. Así lo
dice los sagrados jeroglificos, pintados por las diminutas manos de los
primeros alumnos y alumnas.
-
Mira estoy casi seguro que es un sueño, producto
de mi imaginación y ver demasiados unboxing de juguetes de Digimon.
-
No sé de qué hablas. Te dejó aquí si tan
valiente eres. ¡Vamos alumnos, hay que encontrar los primeros libros de texto
sagrados!
Una silueta apareció de uno de las galerías.
Era un chico muy alto de piel negra.
-
¡Hola ito!
-
Hola.
-
¿Te ayudo a proteger el sagrado pupitre?
-
¡Claro!
-
Ten una pistola de ectorayos.
-
¿Cómo la de los Cazafantasmas?
-
¡Claro!
-
Osea, ¿vamos a matar con una pistola de ectorayos
a un lobo cibernético que lanza fuego desfragmentador, el cual quiere destruir
el primer pupitre escolar creado por la humanidad?
-
Sí.
-
Completamente loco este sueño y surrealista.
-
Tiene más verdad de lo que crees, ito.
-
¿Seguro?
-
Sí.
De repente de una de las galerías, se oían
4 patas correr por el techo. Era Wargarurumon, que quería quemar el pupitre
sagrado.
-
¡Ito! Atento. Disparamos a la vez. 1,2…¡3!
Disparamos a la vez los ectorayos y le dimos
en el pecho a Wargarurumon. Wargarurumon empezó a quemar todo con su fuego
desfragmentador. Todo aquel fuego blanco nos rodeaba pero no parábamos de
disparar. Wargarurumon, se vio acorralado con nosotros dos. Disparamos y
disparamos sin cesar, por lo que Wargarurumon empezó a encoger y se convirtió en
una miniatura que huía despavorida.
-
¡Lo hemos derrotado, ito!
-
¡Sí lo hicimos, por el poder de la amistad!
Luego chocamos las manos.
-
Ahora puedes sentarte, ito. Es tu sueño.
-
Lo sabía…
-
Lo sabía, sabía que las escrituras no mentían.
Iba a llegar un hombre que sería nombrado caballero real del pupitre escolar
sagrado.
-
Esto no tiene ningún sentido, profe.
-
¡Como que no! Tu solo lo hiciste.
-
No, estaba aquí mi compañero… ¿Dónde está?
Mire por todos lados y en una esquina
estaba el que me dijo susurrando.
-
No te preocupes por mí, ito. En unos meses me
tocará a mí.
Todos me aclamaban, y decían mi nombre.
Decidí sentarme y sentí…, sentí…, sentí…
¡Qué estaba en mi exposición de mi trabajo
de fin de Grado!
-
Una última pregunta señor Miguel Ángel.
-
Dígame.
-
Haga una reflexión.
-
Está bien “Un día entre a este edificio, con la
esperanza de cumplir mi sueño. No sabía que un sueño costaba tanto. He
descubierto múltiples personas, mundos inimaginables, si de eso hablo de
personas, he visto estrellas quemar con la fuerza de un millón de cuasár. He visto la oscuridad de cada una. He visto el
vacío más asombroso que nadie jamás de los jamases ha visto nunca. He perdido a
mi novia, he perdido a mis amigos, he perdido a mis compañeros, he perdido a mi
abuela, he perdido a mi tío, he perdido mis esperanzas. Y al final, mi sueño,
se cumplió. Tras ver partir a muchos barcos, si habló de personas. Me he
equivocado de caminos una y otra vez, si hablo de personas. He sentido que mi
vida no tenía sentido. Qué vivo en un sueño constante. Qué lo absurdo se mezcla
con la realidad. Qué para lograr algo tiene que morir muchas cosas. Y me agobia
esa sensación de perder siempre. Pero para morir antes hay que vivir. Qué para
sufrir antes hay que amar y que para ser el ser humano que hoy soy, he tenido
que recorrer caminos que me equivoqué, que me que quedado embobado viendo las
estrellas, que me he quedado en las estaciones perdiendo trenes y barcos. ¡Señor
lo que daría por saber que caminos escoger y cuales no! Sí señor, habló de
personas.
-
Está bien.
-
¿He aprobado?
-
Sí. Ha demostrado que sin las personas que ha
conocido en su vida no sería el ser humano que es a día de hoy.
-
De algunos me arrepiento de conocerlo.
-
No podemos elegir los momentos que queremos. Si
has tomado malos caminos ha sido porque has querido. Pero a día de hoy, sin
ellos no serías ni la mitad de ser humano que eres. Estas forjado por cada
aprendizaje de ellos. Puede abandonar el aula. En cierto modo, debes estar
agradecido.
-
¿Esto es lo que quiero escuchar de mí mismo a
través de mi subconsciente?
-
Sí.
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