sábado, 27 de octubre de 2018

Leyenda #78: Atrapado en la estación de tren con destino amor verdadero

Esto es una travesía sin retorno para buscar el amor, aquel tesoro que no esta guardado en un cofre ni es de bronce ni de plata ni de oro. Es puro y brillante con un poder asombroso. Antes podía sentirme un naufrago perdido, pero ahora como un pirata en busca de su tesoro, que no se encuentra en una botella de ron.

Esto es como una operación de corazón abierto, para darle vida a lo que le fue arrebatado, olvidado. Es lo mismo que la metáfora de una muñeca de trapo arrojada al suelo donde solo el paso del tiempo olvida el aroma y la sonrisa de su ama.

Es la misma película romántica donde solo soy el único espectador en una sala abrumada de penumbra. Solos la película y yo. Pero con la diferencia es que la película es la proyección de mis recuerdos. Soy un esclavo atrapado en la cueva de las proyecciones de Platón. Soy el rey al que Calderón de la Barca escribió sobre el, pero siempre me despierto en un sueño desgarrador.

Soy el acompañante olvidado en un baile de Vals donde no hay enmascarados en ella, sino cabezas sin rostro, ¿o quizás soy yo el sueño de un alguien que arrojo su bola de cristal? Quizás los trozos son los pedazos que le faltan al puzzle que armo al que me gusta llamar mi corazón.

De que me sirve una caja llena de cartas y fotos si solo en ella veo como no tienen sentido. Tan solo veo a un iluso perdiendo su ilusión, como un niño al que se le escapó su globo.

Solo soy un personaje secundario en una historia sobre mi. Una victima atrapada en el laberinto de miradas en una exposición donde piensas que estas haciendo el ridículo. Un alma errante que camina y ve como se enternece al ver a otras parejas amarse, mientras que solo le queda unos sentimientos que plasma en una pantalla.

He de reconocer que son unos celos como rascacielos, pero me gusta pensar que por lo menos son felices en sus barcos llenos de travesías. Son unos celos sanos.

Solo puedo soñar como siempre en que al lado de mi cama esta el amor de mi vida durmiendo a mi lado, donde puedo contentarme con acariciarle el pelo, admirar sus ojos y su figura. A su respuesta sería un : Buenos días cariño. ¿Como has dormido?

Quisiera dejar de ser el el esclavo de la cueva de Platón para ser de nuevo un esclavo del amor. Saber que perteneces a un corazón, que formas parte de él. Que a pesar de las diferencias y las circunstancias, los problemas y las rarezas, ella estará siempre ahí. Para sanar tu cicatriz.

Que dejes de ser el acompañante olvidado de ese baile de Vals eterno, para bailar juntos en una noche sin final.

Las medias naranjas no existen, dicen. Pero para mi, es muy emocionante saber que formas parte de la historia de una persona y que eres importante. Se que la ciencia de los corazones es compleja, ardiente, fría, maleable como la que más, pero yo lo veo como la reacción más bonita de la creación humana. Que es como la fusión de dos personas que luchan por complementarse y forman un algo nuevo.

No hay nada más bonito que ver a dos personas amándose.

Quiero dejar de admirar la creación femenina de Dios, que otorgó que dos personas se conocieran y la engendrarán. Estoy cansado de que mis ojos contemplen el arte de esa creación, tan diferente la una a la otra, todo un mundo de posibilidades, un mundo posible que se me escapa de las manos.

Seré yo o mis ojos solo pueden contemplar que toda mujer ante mis ojos es bella por naturaleza, que la belleza se funde entre cuerpo y alma con matices, que para mi no existe talla de peso, ni color de piel, ojos y pelo como algo malo sino como un arte hecho persona.

Soy como un visitante de un museo llamado Tierra, deseando encontrar a su corazón para complementarse con él y dejar de ser un sincorazon merodeante en un mundo lleno de corazones.

Esto es la canción de un grupo de boys noños que jamás salió o el diario de un adolescente que repite las mismas palabras una y otra vez.

Ahora estoy anclado al presente, sabiendo que mis mañanas y mis tardes serán atrapado en la estación de tren con un billete falso hacia un destino llamado amor. Amarro una caja repleta de recuerdos y un ramo de besos y caricias olvidadas. 

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