miércoles, 10 de octubre de 2018

Leyenda #76: Creepypasta: La desaparición de la humanidad

Esta historia comienza con lo típico de los medios de comunicación anunciándonos que sigue habiendo hambre, guerras, tiranía y conflictos bélicos. Todo ocurrió hace tres días. Donald Trump y Kim Jong-un seguían con sus típicas peleas por Twitter y amenazas de misiles nucleares. No le di mucha importancia, ya que era lo mismo de siempre que si una Tercera Guerra Mundial, que si suben o bajan los impuestos y los políticos corruptos. 

El segundo día, la cosa se complicó cuando Estados Unidos declara una guerra a Corea del Norte. Pero otro movimiento bélico nace. Los países africanos han decidido que están hartos de ser países tercermundistas y subdesarrollados por lo que atacan a Europa como principal responsable de su estado. Además de usar mano de obra barata y expulsar a los inmigrantes de Europa. Para ello usaron todo tipo de soldados, incluido niños. África emigraría para declararle la guerra a Europa.

Pero si eso no fuera todo, los países orientales como Japón, Tailandia y occidentales también les ha declarado la guerra, por la sobrexplotación de productos de mala calidad. Son la clase obrera la que pone pie de guerra a Europa siendo manipulados por los ricos.

Tras todo el revuelo, nacen partidos terroristas atacando a políticos, empresas y toda clase de clase alta. Pero con la consecuencia de ello, tras boicotear todas las empresas, los supermercados cierran, farmacias entre otros.

Yo asistía a mis clases de siempre, mientras que en esos dos días había batallas campales entre ricos y pobres o gente que sentía el placer de calmar su rabia y dolor matando gente. Las fuerzas de seguridad habían caído en el caos tras que los gobiernos le dieran la espalda. Solo los ricos disponían de los víveres necesarios y no pensaban compartirlo con nadie.

En la noche del tercer día, la comida escaseaba. Ya que todo ocurrió de la forma más rapida posible. Solo tenía los "tapperware" que mi madre me había dado tres días antes de que ocurriera todo. Todos los canales de televisión y los medios tenían ahora emisoras pirata para no ser descubiertos por terroristas o enemigos asiáticos o africanos. Anunciaban el apocalipsis de siempre. Pero no era como en las películas sino era algo más místico, así como decía la biblia en el Día del Juicio Final. 

Los puros de corazón iran al cielo pero los impuros sufrirán las dura desaparición de la humanidad. Esa fue la ultima transmisión de todas las cadenas.

Al tercer día era casi imposible salir a la calle, tenia que ir escondiéndome de arbusto entre arbusto para no ser visto por guerrilleros ricos y pobres, maleantes y soldados africanos y asiáticos.
La calle estaba llena de cadáveres de los más débiles como niños y niñas como de ancianos y ancianas. Las casas estaban semi derruidas. El cielo estaba azul oscuro con nubes negras que a veces se oian aviones caza y misiles que con frecuencia caían contra algún edificio.

Ese día, los últimos profesores que quedaban con vida se despedían con mucho miedo y amargura pero con una sonrisa en los labios, como si la muerte les tranquilizara para huir de aquel infierno. Todos lo teníamos asumido. Era el ciclo de la vida. Íbamos a morir.

Tras acabar la clase, subí a mi casa con una superviviente que quiso auxilio. Era lo menos que podía hacer. Tras llegar a mi casa le di la poca comida que me quedaba y ella me contó que la humanidad no iba a pasar de hoy con vida. Que todo había terminado y nada había ocurrido. 

No me extrañe porque la confusión de las guerras y todo el tumulto hacia delirar a la gente. Esta chica no portaba ningún arma. Pero era muy misteriosa.

Tras llegar a las once y media de la noche, oí disparos de suicidios en las respectivas casas, tras los llantos de gente pensándoselo hacerlo o no y  gente entrando a los portales de pisos como el mío, entrando a matar a todo lo que se mueva. Atranque con mi cama y algunas mesas y sillas la puerta

La chica dijo que quedaba poco para las doce de la noche donde la humanidad por fin descansaría. En ese momento me llamo mis padres para despedirse de mi. Que me deseaban lo mejor en la otra vida y que ojala nos encontráramos en ella. Lo mismo paso con mi abuela y mis familiares. Me tire un rato pequeño llorando por todo lo que iba a perder: mi familia, mis amigos, mis estudios, mi futuro, todo.

Llego las doce y los disparos y misiles sonaron mucho mas fuerte pero, de repente una gran niebla subía al cielo. La chica también estaba desapareciendo. Antes de eso me dijo:

- La humanidad ha llegado a su fin. La humanidad  no lo hicieron mal pero no del todo bien. Ahora todas las almas puras subirán al cielo. En cambio los impuros, se quedaran a ser dueños de su propia extinción y sus almas jamás hallaran la paz. Todos los que tenían una fe ciega en sus respectivas religiones encontraran la paz en el paraíso y será la naturaleza la que destruya lo que quede de humanidad en la Tierra. Adiós, nos vemos en el cielo. Y recuerda que si tu alma ha sido impura, nunca te iras y tendrás que morir en esta tierra marchita.

Todas las almas de la zona subieron al cielo junto con la chica que su alma atravesaba el techo de mi habitación y subía al cielo,  menos la mía. Ahora el cielo estaba en calma y la Tierra. Solo quedaron unos pocos. Como todo había acabado, encendí la televisión y no había señal. No había agua ni había electricidad. Todo se iba borrando. Cogí un libro de texto y las lineas de texto comenzaban a desaparecer hasta quedar el libro en blanco. Así ocurrió con todos.

Decidí llorar hasta cansarme y quedarme dormido. Cuando desperté la Tierra era de nuevo vegetación, como el jardín del Edén. La naturaleza había acabado con todos los vestigios humanos y era un planeta bello y salvaje. Los impuros de alma son solo fuegos fatuos que vagan sin dirección hacia ninguna parte. Quizás morí de la impresión de todo o quizás fue alguien a mi habitación y acabo conmigo pero lo que si es seguro que la Tierra ahora podía descansar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario