sábado, 28 de noviembre de 2020

Leyenda #102: Sueños empalagosos

 

En aquella clínica se respiraba un aire calmado. Del techo no dejaba de gotear cera de abejas. No había nadie en la consulta.

-          Número 236. Pase a consulta 4.- dijo la voz de un megáfono.

-          Mi turno.

 

Pasé a la consulta. Una enfermera con una bata a rayas amarillas y negras me atendió. En vez de trasero tenía un abdomen de abeja. Tras obscultarme me dijo.

-          Si, aquí está el problema… Vives con el corazón roto. Déjame aplicarte la miel reparalotodo.

La enfermera me desnudo y me vacío una jarra enorme con miel. Esa miel me curo de toda dolencia. Sentía un brazo roto y de repente ya no sentía nada.

-          Listo te puedes ir.

 

 

Otra tarde de trabajo en el ordenador tras salir del centro médico “La colmena”. Que poco me queda ya de terminar mi trabajo.

 

-         -  Hey, ¿Qué haces?

-          - Haciendo un trabajo.

-          - ¿Me puedes mirar un momento el paro?

-          - Claro.

Pasa un rato pasando el paro y ve que ha conseguido un puesto de trabajo en una empresa de limpieza. Es posible que le hagan fija.

-         -  Gracias al haberte conocido, puedo vivir feliz con mi perro y tener estabilidad económica y emocional sin necesidad de mi madre y hermanos.

-          - De nada Ann, un placer haberte ayudado. Lástima que solo seas una realidad alterna.

-         -  ¿De que hablas?

 

Todo nublado otra vez. Esta vez vamos a cambiar la toma. El protagonista se gradúa y van todos sus conocidos y amigos. Estamos en el salón de actos. Que entren los actores y dobles. Tres, dos, uno… ¡ya!

 

Un señor sube al estrado y dice: Damas y caballeros, me complace entregar este titulo a Don Miguel Ángel. Suba al estrado.

 

Se oyen fuertes aplausos. Gritos de ovación. Todos les aclaman.

Miguel Ángel subió al estrado y el señor entrego su título.

-          - Enhorabuena. Ahora eres un graduado en Magisterio.

-          - ¡Muchas gracias! ¡Sois muy amables! Quiero dar las gracias a toda mi familia y amigos que confiaron en mi salvo por un pequeño detalle. ¡Vosotros sois unos impostores y este título es falso! Yo no soy Miguel Hernandéz. Yo soy Miguel Ángel. 

Los actores empezaron a hablar entre ellos confusos, aturdidos, sin saber bien que decir.

-          - Oye Miguel Ángel. Espera, te lo podemos explicar…

-          - Tu ni siquiera eres Jesús Manuel, tu eres rubio y el es pelirrojo…

-          - ¡Corten! ¡Que escena tan mala y que actores más malos! Miguel Ángel espera, podemos hacerlo mejor solo necesitamos tiempo para preparar todo a tu gusto y…

-         -  ¡Ya es suficiente! ¡Quiero ganarme ese reconocimiento por el sudor de mi frente no hacer una representación perfecta del mismo.

 

Sali del aquel estudio tan rápido como pude.

 

-         -  Oh, fuente con líquenes que tu corriente fluye por mis nalgas, ¿Por qué quiero una representación de algo que quiero pero no puedo tener de verdad? Todo es tan fácil como crear a mi hija, con un chasquido de dedos. ¿Verdad Alalba?

*chasquido*

- Tengo mucho miedo…

- Lo se Alalba. El mundo da miedo. ¿Puedes mostrarme el camino a la verdad?

- Claro.

 

De sus ojos brotó un agujero negro.

-          - Solo tienes que perderte en mis ojos, papa.

-          - Claro, devuélveme a la realidad. Quiero hacerme uno con el mundo. Ser una mota de polvo más.

Mi cuerpo se evaporaba como el agua y mi cuerpo se calcinaba como una hoja de papel.

-          *Simulación terminada.* 

Despierto en una camilla.

-          - ¿Le ha gustado su simulación de reparación de corazones?

-          - Si pero ha sido algo empalagoso. Una simulación muy dulce pero vacía de consistencia.

-          - Gracias, su valoración nos importa. Nos vemos.

-          - No creo que pueda vivir a base de simulaciones o universos alternos.

-           

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