sábado, 2 de octubre de 2021

Leyenda #119: Nightmares and Dreams : La leyenda de Maor: La Leyenda final parte 1

 

-          Disculpe, ¿este es el billete para el tren destino a aquel amigo?

-          Sí. Es este pero ese tren ya partió.

-          ¿Ya partió? ¿Cómo que ya partió si acabo de sacarlo ahora mismo?

-          Sí señor. Pero el destino a veces no lo marca uno mismo. Sino que si esa persona no está dispuesta a que siga en su vida no puede montarse por lo que automáticamente, este billete ha caducado ahora mismo en este mismo momento.

-          ¡No estoy de acuerdo! Pienso montarme en ese tren quiera como sino quiera.

-          ¡Señor no puede hacer eso! Estos trenes son muy selectivos, si se monta por la fuerza puede provocar un daño irreparable en el sentido común del espacio tiempo. Ya que en ese espacio ni en ese tiempo le corresponde. ¡Seguridad! Solicito una movilización que va hacia el andén 456.

Unos agentes de seguridad me redujeron antes de que pudiera entrar en aquel tren.

-¡No! ¡Soltadme! Yo tenía que montarme en ese tren. Yo era su amigo. ¿Es que no lo entienden?

 

Vi como el tren cerraba sus puertas y se marchaba a toda velocidad mientras tirado en el suelo lo veía alejarse poco a poco.

 

Me levanté, me sacudí el polvo y mire mi arrugado billete. Había cambiado. Ahora tenía el destino de “un nuevo destino hacia ninguna parte en especial”.

 

Miré hacia arriba y vi todas las terminales. La mayoría de trenes estaban cerrados. Pero lo curioso es que cada tren iba con destino a muchos amigos que tuve y que perdí, compañeros de clase de la universidad, del colegio, amigos, conocidos, alumnos, familiares…

 

-          ¡Guau! Todo está cerrado.

-          Exacto. Es porque o no te corresponde coger ese tren o no te aceptan ahora mismo. Esto puede durar una temporada o toda la vida… Los trenes no los eliges tú en la terminal de la vida, los trenes deciden si te montas o no…- dijo el vendedor de tickets.

-          Bueno, no me queda otra opción… Cogeré el tren hacia “un nuevo destino hacia ninguna parte en especial”.

-          Señor, esa es una fantástica elección, ya que es el único tren disponible en este momento y el que estará…

-          ¿No tengo elección de otros?

-          No en este momento. Si vuelves quizás haya más trenes.

-          No quiero elegir trenes. Prefiero que ellos me eligen a mi o quedarme de brazos cruzados en la terminal de la vida.

-          Jajajajaj. Qué gracioso. Las personas decidiendo que trenes escogen o cuales no… Habrase visto.- decía mientras reía y se alejaba de mí.

-          Bueno… “un nuevo destino hacia ninguna parte en especial” haya vamos…

 

Cogí el tren y me aleje de la terminal lentamente mientras una nube de polvo de los raíles la hacía desaparecer. Lo cierto es que había mucha gente en la terminal de la vida. Todas siluetas. Nada normal. Todos desconocidos.

Cerré mis ojos y desperté. Estaba en una selva frondosa. Saqué una libreta que tenía en mi bañador y con un trozo de mina empecé a escribir

 

“Cuaderno de bitácora #21 de septiembre de 2014: Estoy perdido en esta maraña a lo que llamo selva. Con ingenio me he fabricado un arma contundente capaz de cortar las marañas que me impiden avanzar. Gracias a eso puedo disfrutar de un bello paraje con cascadas cristalinas y que no paran de derramar agua. Preciosas aves exóticas y animales peligrosos que intentan matarme. He podido defenderme de jaguares y guepardos pero no sé cómo curarme las heridas. Creo que se infectaran pronto…

 

Escribo esto momentos después de arrojarme a un profundo lago cristalino. He visto preciosas perlas. Creo que me hare un precioso collar de perlas para regalárselo…

Lo más seguro que el agua me curé. El agua siempre sana las heridas, todas las heridas… Como me gustaría ser uno con el agua…

 

Me he arrojado al agua y buceo hasta las perlas. Puedo recoger suficientes; pero veo un saliente en el fondo del lago. Buceo hasta él y veo que sobre mi espalda hay una vida exótica preciosa. Preciosos nenúfares están flotando sobre el agua. Decido salir casi sin oxígeno y con mucha sed. Si, esta agua no se puede beber por el exceso de sal, ya que el lago conecta con el mar. Al salir me arrastró por la arena con necesidad de beber agua pero para mi sorpresa allí estaban. Allí estaban dos precisas chicas tomando el sol, viéndome arrastrándome a sus pies.

 

No dudaron en darme agua, lo bueno no solo fue el gratificante sabor fresco del agua recorriendo mi garganta sino que me dijeron que era muy mono. Le dije gracias y ellas me dijeron que no había que darlas siempre que un hombre se arrastre por unas preciosas mujeres y se postren a sus pies suplicando algo. Ese comentario me enfadó, les dije que se trataba de un malentendido, yo estaba desesperado por el agua no por la atención de ellas. Además, un hombre no debe suplicar por una mujer arrodillándose ante ella o una mujer debe arrodillarse ante un hombre. Era inmoral.

 

Me miraron mal y me dijeron que hubiese sino mejor no haberme dado el agua. ¡Ja! Yo arrastrarme por unas niñatas. Solo porque soy un hombre y debo pedirles atención o algo de eso…

 

Me tumbé en la arena y un pájaro rojo no dejaba de dar vueltas sobre mi cabeza. Parajito de bello plumaje rojo, rojo como la sangre que corre por mis venas y verde. Verde como mi color favorito. ¿Qué quieres de mí? El pájaro se posó sobre mi brazo y río fuertemente, luego me miró.

 

Me miró el alma, su pupila se dividió en 2 pupilas y luego se fusionaron para hacer un reloj de bolsillo que movía sus agujas de forma rápida y concisa. El pájaro me dijo:

-          Te queda poco tiempo para que esto termine. El fin se acerca.

 

El pájaro me asustó mucho. Pero cerré los ojos por el cansancio. Fin de la bitácora”.

Desperté en una bañera. Estaba desnudo y con mucha hambre. De repente, del techo llovieron fotos.

-¿Qué es eso?- exclame.

Agarré una y eran fotos que hice.

-Ah sí, recuerdos… Están lloviendo recuerdo. Voy a bañarme en mis propios recuerdos del pasado. Voy a bañarme con los recuerdos de la gente que he conocido y los momentos que hemos vivido juntos. Mientras llovían recuerdos, yo retozaba de placer y disfrutaba cada gota de ese recuerdo que caía en mi cuerpo desnudo. Algunas de las fotos me tapaban mis partes pudendas.

 

-          No puedo, no puedo dejar el pasado atrás.

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